En un principio, el Poodle fue rasurado totalmente, pero los perros enfermaban de las articulaciones y de las vías respiratorias; por tal razón, se comenzaron a realizar cortes apropiados que favorecieran la eficacia de su función, pero que al mismo tiempo le protegieran de las bajas temperaturas de los lagos europeos, por lo que se dejaba pelo en la zona de la espalda y tórax, en la zona renal, y sobre las articulaciones de las patas, dejando el “pompon” de la cola como señuelo para seguir su curso mientras nadaba.
Un corte específico para realizar una tarea específica. Así fue por mucho tiempo hasta que en el siglo XVII, el rey Luis XV de Francia comenzó a criar al Poodle o Caniche como acompañante de la nobleza; fue entonces cuando se crearon los primeros salones de belleza para perros, y los estilistas llamados “Demoiselles” convirtieron el arreglo de esta raza en una cuestión puramente estética.
Tan importante era el Caniche en la corte francesa, que en el siglo XVIII, la esposa del rey Luis XVI, María Antonieta, favorecía tanto a la raza, que fue la creadora del corte “leonado” o “arreglo a lo león”; y la princesa Eugenia, una de las esposas de Napoleón III, se inspiraba en el Caniche de pelo acordonado para crear sus más diversos peinados.
Los Poodles o Caniches de pelo acordonado era un estilo que se utilizaba desde hace mucho tiempo, ya que se dejaba que el pelo del perro creciera en forma de largos cordones, sobre todo en los hombros y el pecho del animal, aplicando pomadas en el pelaje para obtener mechas rizadas y compactas.