En la antigüedad existían perros de pastoreo que se caracterizaban por su abundante pelo y que eran esquilados junto con las ovejas.
Esta era una práctica rutinaria de la que tenemos referencia bibliográfica ya en el siglo I a C.Durante el siglo XIV el arreglo tipo león del Poodle o Caniche se extendió a otros perros como el Bichón Frise resultando difícil distinguirlos entre sí.
En el siglo XVIII los perros de salón aparecían rizados y arreglados cuidadosamente con lazos, collares, colonias y perfumes.
Por lo tanto el acicalamiento del perro no es exclusivo de nuestro siglo.
El Bichón, al igual que el Poodle, se vio obligado a cambiar la vida rica de palacio por una nueva vida circense aunque no por ello perdió atenciones.
Este hecho sucedió con el derrumbamiento de la aristocracia francesa como consecuencia de la Revolución.A finales del siglo XIX, y durante La Belle Epoque, se podían encontrar peluqueros en la orilla del río Sena, en Paris.
Estos se instalaban frente a una caja de madera en la que llevaban el material para trabajar sobre los canes, y a los que acababan bañando en el río.
Esta imagen del peluquero de perros ambulante duró largo tiempo perjudicando su imagen profesional.
En los años treinta surgieron los primeros peluqueros dignos de este nombre creándose en 1933 el primer salón de peluquería en París.
La utilización de la máquina de esquilar eléctrica, durante la segunda guerra mundial, y el impulso considerable de los perros de raza al final de los sesenta, fueron básicos para la evolución de la peluquería canina como la conocemos hoy en día.
Hasta hace poco tiempo, el arreglo de los perros era considerado un lujo innecesario. El hombre ha evolucionado y con él la relación con estos pequeños compañeros.
El perro ha dejado de vivir en el exterior para habitar dentro de nuestros hogares, compartiendo en ocasiones el sofá y la cama con nosotros.
Esto conlleva la exigencia de una higiene ineludible, que de no haberla podría desencadenar en desagradables consecuencias.
Es por ello que el arreglo de los perros ha dejado de ser un lujo para convertirse en una necesidad cotidiana.Existen centenares de razas, cada una a tratar de un modo individual siendo cada día mayor la importancia de la peluquería canina en nuestra sociedad.
Esta era una práctica rutinaria de la que tenemos referencia bibliográfica ya en el siglo I a C.Durante el siglo XIV el arreglo tipo león del Poodle o Caniche se extendió a otros perros como el Bichón Frise resultando difícil distinguirlos entre sí.
En el siglo XVIII los perros de salón aparecían rizados y arreglados cuidadosamente con lazos, collares, colonias y perfumes.
Por lo tanto el acicalamiento del perro no es exclusivo de nuestro siglo.
El Bichón, al igual que el Poodle, se vio obligado a cambiar la vida rica de palacio por una nueva vida circense aunque no por ello perdió atenciones.
Este hecho sucedió con el derrumbamiento de la aristocracia francesa como consecuencia de la Revolución.A finales del siglo XIX, y durante La Belle Epoque, se podían encontrar peluqueros en la orilla del río Sena, en Paris.
Estos se instalaban frente a una caja de madera en la que llevaban el material para trabajar sobre los canes, y a los que acababan bañando en el río.
Esta imagen del peluquero de perros ambulante duró largo tiempo perjudicando su imagen profesional.
En los años treinta surgieron los primeros peluqueros dignos de este nombre creándose en 1933 el primer salón de peluquería en París.
La utilización de la máquina de esquilar eléctrica, durante la segunda guerra mundial, y el impulso considerable de los perros de raza al final de los sesenta, fueron básicos para la evolución de la peluquería canina como la conocemos hoy en día.
Hasta hace poco tiempo, el arreglo de los perros era considerado un lujo innecesario. El hombre ha evolucionado y con él la relación con estos pequeños compañeros.
El perro ha dejado de vivir en el exterior para habitar dentro de nuestros hogares, compartiendo en ocasiones el sofá y la cama con nosotros.
Esto conlleva la exigencia de una higiene ineludible, que de no haberla podría desencadenar en desagradables consecuencias.
Es por ello que el arreglo de los perros ha dejado de ser un lujo para convertirse en una necesidad cotidiana.Existen centenares de razas, cada una a tratar de un modo individual siendo cada día mayor la importancia de la peluquería canina en nuestra sociedad.